Un mundo sin dictadura

Dictadura

“C’est le fin de la révolte”. Esas eran las últimas palabras de mi sueño. El fin de un mundo en dictadura, la llegada de una nueva era. La liberación física, pero también mental, de unas ataduras que nos constriñen desde hace demasiado tiempo, y nos impiden ser lo que realmente somos… Lo que deberíamos ser. El camino de la liberación comienza por uno mismo.

No hay mayor dictadura que la que uno mismo se impone, en el día a día, en la forma de reaccionar ante la vida y ante los demás. Nos colocamos un corsé que nos queda demasiado ceñido, y deforma las curvas de nuestra personalidad. No somos lo que mostramos. Nos esforzamos por dar una imagen de nosotros que no existe. Como si hubiera algo en nuestro interior que estuviera mal, como si el alma fuera un criminal que tuviéramos que encerrar en una altísima torre de piedra.

Muchos hombres de cabeza han tratado de disfrazar esta realidad. El hombre se disfraza para evitar la muerte, el caos, la destrucción. El hombre es peligroso. Y así nos hemos embarcado en un camino a ninguna parte, empujados por la senda que nos dicta la vida. El hombre no es nada más y nada menos que el hombre. El ser humano tiene en su interior la llave del bien y del mal. Y es en nuestra desconfianza de nuestro corazón donde nos hemos condenado al mal. A la ausencia de autenticidad en nuestros pasos.

Simple y llanamente, debemos ser salmones. Saltar contracorriente y seguir las directrices de nuestro corazón. Aprender a escuchar nuestros verdaderos anhelos, esos que siempre estarán detrás de la añoranza, de las noches de soledad y de la desesperación. Todos sabemos dónde nos perdimos, y bastaría con callar y escuchar un poco más para descubrirlo. Claro, no es fácil. Nada es fácil cuando el objetivo realmente lo merece. Yo mismo he estado perdido, varias veces en mi vida. Y me he dejado arrastrar. Y he perdido de vista la verdad. Y sé que esta sensación de vacío en mi pecho no merece la pena. La vida no merece la pena si no está vivida de corazón. Si no arriesgamos y apostamos por lo increíble. Lo sé.

Desde las profundidades de la sombra he entendido lo absurdo de condenarse a una vida prefabricada por otros. La vida es una obra de arte propia, que hay que pintar con las manos. Retazo a retazo, pincelada tras pincelada. Estoy convencido de que no hay otro camino. No para la felicidad. La única senda es un mundo sin dictadura, y la mayor de todas, la más cruel y despiadada, es la que nos construimos nosotros mismos.

Cosas que nunca debemos olvidar…

 

Cosas que nunca debemos olvidar… Como por ejemplo que la vida puede ser bella, y que más allá de las sombras espera la luz. Que no hay motivos para olvidarse de reír; siempre habrá tiempo de llorar en otro momento. Que merece la pena luchar por lo que uno quiere, y hasta morir antes de ver completada la lucha. Que no hay que tener miedo de amar, porque el sufrimiento es parte de la vida y nos tocará tarde o temprano. Que hay que entregarse al prójimo en las pequeñas y en las grandes cosas, no porque lo ordene una religión o la sociedad o los padres, sino porque es la manera más pura de crear alegría, de construir juntos un mundo mejor. De olvidar por un instante las tempestades que ha creado la avaricia del hombre, el egoísmo, la incompetencia de muchos… Y la dejadez de otros.

Este es un discurso idealista, ingenuo incluso. ¡Seamos ingenuos! ¡Seamos idealistas! Es la única manera de romper las barreras de la mente que nos impiden movernos para cambiar las cosas.

La luz de Sol

Hoy me paseé por la Puerta del Sol. Y he de decir algo:

La juventud española está lista para cambiar el país, para tomar las riendas del cambio e inspirar con su valentía y su espíritu al resto del pueblo. Los hombres y mujeres que han alimentado el comienzo de esta revolución han herido (esperemos que de muerte) el derrotismo de una sociedad que presenciaba resignada como los problemas se acumulaban sin soluciones viables.

Y lo han hecho con la valentía de crear, con la organización de los niños que inventan un juego completamente nuevo, con sus reglas y principios surgidos del corazón. No sé hasta donde vamos a llegar. Pero sin duda, me siento orgulloso de compartir tierra con estos hombres que han mostrado su espíritu de niños.

La revolución de los abrazos no es más que la constatación de que están vivos, de que sus espíritus llenarán el imaginario de todo el mundo y, de que sí, de que España vuelve a descubrir la luz en tiempos de dificultad. Si los viejos soñadores de otro tiempo abrieran los ojos, sin duda viajarán a Sol, porque es allí donde los jóvenes de espíritu han decidido volver a soñar.

Volver…

Se me hace raro volver a España. No es una sensación desagradable, pero sigo sintiendo un gran vacío, como si me faltara una parte de mí mismo. Es una sensación que nació hace mucho tiempo, hace ya más de un año, y persiste como un mal resfriado. Se ha llevado consigo la escritura, y eso es una puñalada de la que me estoy recuperando con mucha lentitud. Quizás me falte una chispa… Quizás solo tenga que sentarme delante de la pantalla y comenzar a escribir, sin objetivo, sin miedo alguno a lo que mis entrañas tengan que lanzar.

Hablando de entrañas, últimamente no ceso de escupir sangre, guardo un fuerte rencor en mi interior, como si culpara al mundo de este silencio. Pero lo cierto es que me enfado con facilidad, y tengo que mantener mis reacciones con toda la sangre fría del mundo para no cometer alguna estupidez, o dañar a alguien querido (o no querido). Es un problema, sin duda, pero he prometido dejar de odiar, descubrir el punto medio que me impida volver a ocultar jamás mis sentimientos, pero que tampoco me llene de una furia incontrolable cada vez que ocurra algo que me moleste.

Y es que la estupidez humana es mítica, de proporciones bíblicas. Molesta e inquieta al mismo tiempo, hace gracia en algunas ocasiones. A veces me gustaría imitar a nuestro cómico más popular y repartir varazos por el mundo. Pero he de ser justo, porque ni la vida es tan oscura como la veo cuando siento ese odio, ni tan brillante como me intentaba hacer ver antes, callándolo todo. Tengo fe y confianza en que encontraré el equilibrio. Cuento con algunas personas a mi lado maravillosas, y otras que quizás se queden un rato más (aunque a veces me canse de jugar a que les importo lo suficiente).

Bonne nuit.

París, ¡qué grande eres!

Feliz… y se hace raro saborear esa palabra en mis labios. Desde hace un tiempo vivía arrastrado por el viento, enfadado con todo y todos. Pero hoy me siento feliz, de ser yo, de vivir, de estar en esta maravillosa ciudad que es París. La capital de las luces crece con cada visita, muestra nuevos rincones de magia, una iglesia impresionante, un mercado de flores o una calle que de repente te conduce a un pueblo en mitad de la gran ciudad.

Esta ciudad es como esa mujer que te impresiona de lejos, y al acercarte en un primer vistazo piensas que no era para tanto. Pero después, cuando  la conoces, empiezas a enamorarte de cada nuevo detalle que te muestra. París se hace de rogar, pero la espera merece la pena.

El rugido del león

La revolución, sí es que de algún modo llega a producirse esa revolución que ha adoptado el nombre de “Spanish Revolution”, empieza ahora. No en la semana que los miles de jóvenes —y no tan jóvenes— manifestaron su espíritu a lo largo de las plazas del mundo, acampando sus sueños llenos de ilusión y esperanza. Sino ahora. Cuando las urnas han arrojado un navajazo en las mismas entrañas del movimiento y las dudas y el desencanto comienza a aflorar en muchos hombres y mujeres.

Porque esta lucha no podía ganarse en siete días, no debía ganarse en siete días. El resultado de las elecciones, dejando a un lado el desencanto, era previsible. Y lo era porque, como me decía sabiamente mi hermano, un joven con cabeza de sexagenario, para haber funcionado en estas elecciones el movimiento debía haber comenzado hace un año o dos, con el tiempo suficiente para elaborar un movimiento estable y con propuestas fuertes.

Ahora es el momento de conocer el alcance de este movimiento, saber si se trata del rugido de un león dormido o de la pataleta de un niño. Cualquier llama es buena en un tiempo en que el silencio se lleva nuestros derechos, pero sin oxígeno, sin el bombeo constante de ideas y nuevas demostraciones de espíritu, estos días que han asombrado al mundo —y que han llenado de orgullo a muchos que, como yo, contemplábamos con cinismo el devenir de España—quedarán en papel de borrajas, tragados por el incesante rodar del bipartidismo español.

Ahora toca tragar saliva y mirar al frente, organizar y seguir luchando, por mucho que el destino de las elecciones generales quede, hoy en día, muy lejos. Esta revolución ha demostrado tener corazón, ahora le falta demostrar que tiene agallas y que tiene rostro, que tiene cabeza y tiene una dirección. Tarde o temprano esta revolución necesitará, quiera o no, politizarse, encontrar un camino en y por la democracia que pueda arrastrar al pueblo entero hacia una nueva reestructuración de la vida democrática. Pero de momento necesita fe, y a raudales, porque le espera una travesía en el desierto y el silencio, o el cinismo, de los que como yo, nos sentimos muy lejos de querer compartir el fardo —el desengaño de la humanidad es una enfermedad muy contagiosa—.

Quizás un día el Sol de esta revolución sea tan poderoso que vuelva a llenar de luz los rincones oscuros de España. Quién sabe. Al menos, tengamos el valor de imaginarlo durante un instante siquiera, y que las armas del espíritu hagan el resto.

Los números de 2010

Los duendes de estadísticas de WordPress.com han analizado el desempeño de este blog en 2010 y te presentan un resumen de alto nivel de la salud de tu blog:

Healthy blog!

El Blog-Health-o-Meter™ indica: ¡Este blog está en fuego!.

Números crujientes

Imagen destacada

Un Boeing 747-400 transporta hasta 416 pasajeros. Este blog fue visto cerca de 12,000 veces en 2010. Eso son alrededor de 29 Boeings 747-400.

 

En 2010, publicaste 24 entradas nueva, haciendo crecer el arquivo para 150 entradas. Subiste 29 imágenes, ocupando un total de 2mb. Eso son alrededor de 2 imágenes por mes.

Tu día más ocupado del año fue el 2 de junio con 245 visitas. La entrada más popular de ese día fue El Imax, un invento del pasado.

¿De dónde vienen?

Los sitios de referencia más populares en 2010 fueran meneame.net, search.conduit.com, es.wordpress.com, chiarina-en-siena.blogspot.com y mail.live.com.

Algunos visitantes buscan tu blog, sobre todo por universo, toledo, paisajes de amor, madrid y cuentos sobre la libertad.

Lugares de interés en 2010

Estas son las entradas y páginas con más visitas en 2010.

1

El Imax, un invento del pasado junio, 2010
2 comentários

2

Crash septiembre, 2009
1 comentario

3

Un cuento sobre la libertad junio, 2009
3 comentários

4

Rodando por Toledo diciembre, 2009
2 comentários

5

Sobre el equilibrio enero, 2009

De musas y sueños se construye el cielo

Sigo teniendo el mismo problema. Mi mente se infla de pensamientos, unos más agradables, otros menos, pero entre todos consiguen desarmar mi equilibrio, llenarme de una inquietud que no me permite reposar, sobre todo cuando me enfrento con la almohada e intento por todos los medios que me muestre la puerta al mundo de Morfeo. Sí, exactamente eso es lo que me ocurre hoy. Hace mucho que no pasaba, pero eso no significa que hubiera olvidado lo desagradable que es mi papel en esa situación.

Y es que, en estos momentos, escribir es lo único que me salva, es lo único que pone una nota de color en el hecho de no poder dormir, de ser derrotado por los mecanismos de mi propia mente. Escribir me hace sentir que, al menos, de esta situación saldrá algo bueno, algo que merezca la pena. Claro que, preferiría que la escritura siguiera un cauce menos insomne y estar ahora en los cielos de mi subconsciente (que, por cierto, es más infierno).

Resignémonos a que una vez más salga algo positivo del hecho de escribir. Al fin y al cabo, las palabras vuelven a surgir libres y salvajes, como antaño. Y eso es motivo de celebración profunda. Solo aquellos que han escrito y que han sentido la pasión y la sensualidad de las palabras pueden llegar a entender lo que se siente cuando la musa nos abandona durante un periodo prolongado.

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